jueves, 26 de junio de 2008

Éxodo rural I: Matas del Ducado

En la descarnada carretera que conduce desde Sigüenza hasta Atienza podemos encontrar numerosas joyitas artísticas. La villa amurallada de Palazuelos a la izquierda; la coqueta parroquia románica de Pozancos a la derecha y, sin darnos cuenta, ya vislumbramos, pasadas las salinas de Imón, la fortaleza atencina a lo lejos. Pero Matas del Ducado está ahí, en medio del camino, en medio de la nada...

Vista general de la iglesia del despoblado de Matas del Ducado (Guadalajara)

Hace más de cincuenta años, la pequeña aldea de Matas se quedaba sola, agonizando. Los últimos vecinos se acababan de marchar, bajando la acusada pendiente del cerro donde se sitúa la localidad, en busca de una vida más próspera. Nunca nadie volvió. Apenas una estrambótica boda celebrada frente a la iglesia en ruinas a mediados de los años noventa fue la única noticia reseñable en la historia de Matas. Mientras, lo que antaño había sido un pueblo se iba convirtiendo, poco a poco, en escombros y polvo.


Espadaña y acceso meridional de la iglesia del despoblado de Matas del Ducado (Guadalajara)

De la pequeña iglesia de origen románico, reutilizada como encerradero de ganado, se conservan los pobres muros de mampostería rematados por aleros decorados con sencillos canecillos sin ningún tipo de figuración. Su sabor medieval queda acentuado por su tosco acceso bajo doble arquivolta simple y su ábside semicircular en el que, años ha, lucían flamantes las dos tallas románicas que aún se conservan en el Museo Diocesano de Sigüenza (una imagen de la Virgen María, y otra de María Magdalena).

Interior de la iglesia del despoblado de Matas del Ducado (Guadalajara)

En mis dos visitas al despoblado, entre las que medió un año y medio, he podido corroborar la certeza de lo que se ha venido llamando tradicionalmente el "eterno retorno de la naturaleza". Aquello que construyó el hombre hace ochocientos años cede terreno, día tras día, a la fuerza natural sobre la que se asentó, y ante la que ya poco o nada puede hacer...

La Alcarria y el románico de posguerra

Y no podía empezar de otra manera que no fuera con mi amada y admirada provincia de Guadalajara. Como bien sabéis, durante los años de la Guerra Civil española se produjeron graves destrozos a lo largo y ancho de la península. Guadalajara, con su famosa batalla de 1937, fue una de las zonas más perjudicadas, y algunas localidades de la zona alcarreña o de la baja Sierra Norte incluso fueron borradas del mapa para siempre. Por ello, quiero hacer un pequeño homenaje regalándoos algunas fotografías de iglesias de la zona que, al haber sufrido graves destrozos, tuvieron que ser restauradas o incluso reedificadas en el siglo XX.

En primer lugar mencionaré la iglesia del Salvador de Cifuentes, famosa por su tardía pero espectacular portada románica levantada a sus pies. En este caso no la traigo a colación por dicho acceso, sino por el "pastelito" interior de blanquecinos muros modernos y antiguos soportes pétreos. Hoy deambular por su solitario interior es un silencioso privilegio, si bien las marcas del horror estampadas a modo de brutal erosión sobre sus capiteles vegetales (los que pudieron sobrevivir), aún parecen traer hasta nuestros días el ruido de las bombas que derribaron casi toda su original fábrica tardorrománica.

Interior de la iglesia del Salvador, Cifuentes (Guadalajara)

Brihuega fue otra de las localidades más castigadas por el mencionado conflicto bélico. Allí, poco antes de que las tropas italianas quedaran literalmente atascadas en el barro del duro invierno briocense, las ancestrales iglesias de S. Felipe y S. Miguel, ambas del S. XIII, sufrían también los rigores invernales a través de las grietas y desperfectos ocasionados días atrás.

Portada meridional de la iglesia de S. Felipe, Brihuega (Guadalajara)

Y, finalmente, no podía pasar por alto uno de los casos más terribles. Se trata de lo acontecido en Montarrón, un pequeño pueblecito a pocos kilómetros de la localidad de Cogolludo que fue totalmente arrasado en 1937. Terrible castigo por encontrarse en "medio del camino". De su original y flamante iglesita románica no quedan ni los cimientos. Tan sólo apenas un pequeño recuerdo a modo de reconstrucción en los años 40, y que no por ello deja de ser el orgullo de tan admirable pueblo.

Iglesia de la Inmaculada Concepción, Montarrón (Guadalajara)

Lo primero es lo primero

Hoy, día 26 de Junio de 2008, me he metido de lleno, y por primera vez, en el apasionante mundo de los blogs (a los que inicialmente, y por qué no decirlo, les tenía un poco de tirria). Antes de nada quiero admitir públicamente mi sangrante torpeza en estos menesteres, por lo que imagino que el comprensivo lector será capaz de perdonar todas las taras y sinsentidos con las que seguramente iré plagando este nuevo espacio.

Nada más que añadir; simplemente que espero que todos los que oséis a pasaros por aquí podáis disfrutar de los comentarios e imágenes que intentaré publicar con la mayor periodicidad posible. Además, dejo abierta la posibilidad de intercambiar fotos relacionadas con el arte románico con todo el que quiera, pues poco a poco me estoy haciendo con un fondo interesante de imágenes debido a que, en primer lugar, es mi pasión y, por otro lado, a que mi vida estudiantil se halla inmersa en la realización de una tesis centrada en el mundo del románico.

Nos vemos por aquí, contando historias... ¡y a partir de ahora toca "una de románicos"!